El
proyecto por consiguiente no es una certeza: se parece a una invitación, a una
hipótesis, a
dar un sentido a la propia vida, que se enraíza en profundidad. Solamente en la fidelidad
que lo sostiene, El proyecto se convierte en garantía de futuro.
Somos personas que
tenemos unas ilusiones y esperanzas, también tenemos unas preocupaciones y
problemas. Formamos parte de una familia, tenemos unos vecinos, trabajamos o
estudiamos, disponemos de un dinero, tenemos tiempo libre. Somos personas que
queremos seguir a Jesús, participamos en la vida de la comunidad parroquial,
nos comprometemos en nuestro ambiente.
El proyecto es como un
camino para alcanzar la meta: es el plan que una persona se traza a fin de
conseguir un objetivo. El proyecto da coherencia a la vida de una persona en
sus diversas facetas y marca un determinado estilo, en el obrar, en las relaciones,
en el modo de verla vida...
El proyecto de vida es
la dirección que el hombre se marca en su vida, a partir del conjunto de
valores que ha integrado y jerarquizado vivencialmente, a la luz de la cual se
compromete en las múltiples situaciones de su existencia, sobre todo en
aquellas en que decide su futuro, como son el estado de vida y la profesión.
La dificultad mayor
para trazar el proyecto de vida reside en tener que tomar una decisión, en
tener que elegir una dirección fundamental con exclusión de otra u otras
direcciones fundamentales. Frecuentemente ante este compromiso se adopta una
actitud de huida que conduce a la persona a un estado de indecisión, es decir,
hacia un "conflicto existencial" que, al no ser resuelto, se
convierte en crónico.
El miedo a la
responsabilidad, la incapacidad de renunciar a alguna de las posibilidades
presentadas, la influencia del ambiente social contrario a los compromisos
definitivos. son frecuentemente las causas de este conflicto no resuelto.
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